martes, 25 de mayo de 2010

Vampiros II



He querido aumentar la entrada anterior sobre los Vampiros (que podréis encontrar a la derecha dentro de “Inmortales” y que en breve tendrá su propio espacio), debido a que esta me pareció breve y he recaudado información nueva desde entonces. Pero en esto caso me gustaría hablaros de estos seres desde un punto de vista mas literario.

Los Vampiros han sido visto durante siglos, en lugares muy distintos, con nombres o características particulares...Pero siempre como seres malignos, diabólicos, absentos por una codicia mayor; ese pequeño placer prohibido que es la vida: la sangre.

Poetas malditos, escritores acusados de ser seres diabólicos, sedientos de sangre humana, o simplemente aquellos que quisieron deleitarnos con los mas simples y bellos relatos que un corazón oscuro puede expresar.

Algunos de la talla de Baudelaire o Poe, se arriesgaron a expresar en palabras lo que muchos tanto temía.

Ya sea catalogado bajo el titulo de “El poeta maldito por excelencia” o conocido por su famoso “Las flores del mal”, Baudelaire ha sabido expresar siempre lo mas oscuro del pensamiento humano. Algunos de sus poemas sobre este tema son “El Vampiro” o “La metamorfosis del Vampiro”. El primero de ellos nos muestra a una mujer; el símbolo erótico que siempre acompaña a estas criaturas, el deseo y la lujuria.

Poe también nos deleitó durante su vida con varios poemas de este tema como “La durmiente”, o con relatos oscuramente influenciados por el trágico pesar de la muerte de sus esposas, como “Berenice” o “Ligeia”, los cuales os recomiendo leer.

Otros escritores, ya no tan conocidos quizás por escribir sobre este tema pero igualmente impresionantes son Gautier, con “La muerta enamorada”, en cuyo relato nos muestra la tentación y el pecado de un clérigo; Frederick Benson, con “La habitación en la torre”, un relato escalofriante, nuevamente de la mano de un diablo en cuerpo de mujer, que nos muestra como nuestras mas oscuras pesadillas se puedes hacer realidad, o la magnífica obra de Rymer, “Varney ,el Vampiro”, uno de los mejores relatos que he leído, que consigue deslizar sutilmente a la victima de esta feroz criatura frente a nuestro ojos, aunque aun no se encuentran todos los capítulo traducidos al español.

Y por supuesto, como no hablar del inmortal Lord Byron (de quien a penas os habréis dado cuenta que soy gran seguidora), catalogado también por su alma maldita y con incontables especulaciones sobre su supuesto vampirismo, quizá por su atormentada vida, nos dejó también magníficas obras sobre Vampiros como “The Giaour”, su más famoso escrito y nos agració, sobretodo, inspirando a otros autores como Polidori a escribir “El Vampiro”(magnífica obra también muy reconocida y al parecer inspirada en él) o a Shelley para relatar una de las más inmortales obras de terror como es “Frankestein”.

Le Fanu en su embriagadora “Carmilla”, también consiguió cautivar nuestras almas. Y, como no, el más que eterno Bram Stoker, por el cual hoy es tan conocida la figura del Vampiro, dando vida a “Drácula” en la literatura y, en nuestra mente, haciéndonos buscar incansablemente a Elizabetta en lo mas hondo de nuestro ser.

Sea como sea, a lo largo de la historia y marcadamente en el romanticismo, grandes escritores preservaron en la memoria del tiempo sus obras, haciéndolas inmortales e inolvidables para el espectador, grabándolas en su mente terrorífica y seductoramente, yo creo, de un modo vampírico.


 Si queréis más información sobre Baudelaire, entre otros poetas, visitad elcementerioolvidado.blogspot.com

 Para leer algunos de sus poemas visitad también horrorificcreepydiary.blogspot.com

 Y para saber más o leer también sobre cualquiera de los escritores u obras anteriormente dichas (o en su total mayoría) visitad elespejogotico.blogspot.com

Sabed también que algunos de los poemas nombrados podéis encontrarlos aquí.

No olvidéis comentar!



Sinister

jueves, 20 de mayo de 2010



(Pinchad sobre la imagen para leer mejor)

viernes, 14 de mayo de 2010

Para Annie.

¡A Dios gracias! La crisis, el peligro ha pasado,

y la pena interminable al fin concluyó,

y esa fiebre llamada vivir fue vencida al final.


Tristemente, se que fui despojado de mi fuerza,

y sin mover un músculo permanezco tendido.

Mas nada importa, yo siento que al fin me encuentro mejor.


Y tan quieto yazgo en mi lecho

que cualquiera que me viese podrí­a imaginar que estoy muerto,

podría estremecerse al mirarme creyéndome muerto.


El lamentarse y gemir, los llantos y los suspiros, fueron aplacados;

y con ellos el horrible palpitar del corazón.

¡Ah , ese horrible, horrible palpitar!


Los mareos, las náuseas, el dolor implacable,

cesaron con la fiebre que laceraba mi cerebro,

con la fiebre llamada vivir que quemaba mi cerebro.


Se calmó también la tortura, de todas la peor:

esa horrible tortura de la sed por las aguas mortales del río maldito de la Pasión;

pues para ello he bebido de un agua que apaga toda sed.


De un agua que fluye con un murmullo de canción de cuna;

una fuente que yace pocos metros bajo la tierra;

de una cueva que se halla muy cerca del suelo.


Que no se diga neciamente que mi morada es oscura y angosto mi lecho;

pues jamás hombre alguno durmió en lecho distinto,

y todos ustedes, para dormir, dormirán en un lecho idéntico.


Mi espíritu atormentado descansa blandamente,

olvidando, jamás añorando sus rosas;

sus viejos anhelos de mirtos y rosas.



Pues ahora, mientras yace apaciblemente,

se imagina alrededor un aroma más sagrado;

un aroma de pensamientos,

un aroma de romero mezclado con pensamientos,

con las hojas de ruda y los hermosos y humildes pensamientos.


Y así­ yace en paz,

sumido en el sueño sin fin de la verdad y la belleza de Annie,

anegado entre las trenzas de Annie.


Ella me besó delicadamente, ella me acarició con ternura,

y yo me dormí­ suavemente sobre su seno,

profundamente dormido en el cielo de su seno.


Cuando la luz se extinguió, ella me tapó cuidadosamente,

y rogó a los ángeles que me protegiesen de todo mal:

a la Reina de los ángeles que me guardara de todo mal.


Y tan quieto permanezco tendido en mi lecho (sabiendo el amor de ella),

que ustedes imaginan que estoy muerto;

y tan apaciblemente reposo en mi lecho (con el amor de ella en mi seno),

que imaginan que estoy muerto,

se estremecen al mirarme creyéndome muerto.


¡Pero mi corazón es más brillante

que las estrellas que salpican en miradas el cielo,

pues brilla con Annie, resplandece con el amor de mi Annie,

con el pensamiento de la luz de los ojos de mi Annie!




Edgar Allan Poe

martes, 4 de mayo de 2010

El Fantasma

¿Quién golpea? Yo, quien fuera bella
más allá de todo sueño para regresar,
vengo de las raíces de la oscura espina más cercana
Y golpeo la puerta.

¿Quién habla? Yo... en un tiempo mi voz
tan dulce como el ave en vuelo,
cuando el eco acaricia las aguas;
Así­ te hablaba a tí­.

¡Oscura es la hora! Ay, y frí­a.
Solitaria es mi casa. Ah, ¿y la mía?
Miro, toco, labios, ojos que destellan en vano.
Tanto tiempo muertos para mí.

Silencio. Una calma lánguida en la puerta
detiene la luz de las estrellas.
Una mano busca a tientas en la penumbra
sobre llaves, cerrojos y barrotes.

Un rostro mira con fijeza. La noche gris
en el caos de la ausencia brilló;
Sólo había allá­ un vasto dolor,
el dulce seno ausente.

Walter de La Mare.