Un es, según el folclore de varios países, una criatura siniestra que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo.
En algunas culturas orientales y americanas aborígenes el vampiro es una deidad demoníaca o un dios menor que hace parte del panteón siniestro en sus mitologías.
En la cultura europea y occidental, así como en nuestra cultura global contemporánea, el prototipo de vampiro más popular es el de origen eslavo, y es el de un ser humano convertido después de morir en un cadáver activo o reviniente depredador chupasangre.
La novela gótica más famosa sobre vampiros sin duda es Drácula, del escritor irlandés Bram Stoker, publicada en 1897 , cuyo protagonista personifica la fascinación de lo prohibido y es una figura simbólica clásica de la sexualidad reprimida caracteristica de la sociedad victoriana en la que el autor vivió.
La más importante revisión literaria del mito del vampiro después de Drácula, se produjo a finales del siglo XX, cuando la escritora norteamericana Anne Rice publicó las Crónicas Vampíricas, una trilogía compuesta por las novelas Entrevista con el Vampiro, Lestat el Vampiro y la Reina de los Condenados, que después, dado su enorme éxito comercial y cinematográfico, ha continuado con secuelas como Memnoch el Demonio y Armand el Vampiro. Los vampiros concebidos por Rice son seres de ficción adaptados al gusto de las sociedades contemporáneas, totalmente carentes de la maligna crueldad sin remordimientos de sus antecesores literarios y de los personajes reales que los inspiraron; mostrándose como unos entes elitistas, posmodernos y confusos, sólo un poco pervertidos, con sentimientos de culpabilidad y humanizados, aptos para todos los públicos, sumergidos en el pensamiento filosófico de la Nueva Era sin representar la maldad y bestialidad en estado puro que, en todas las culturas y civilizaciones, caracterizan la figura del vampiro mítico tradicional.